Es el árbol más cararcterístico del paisaje de Castilla. Tiene hoja caduca, es alto, llegando a alcanzar los 35 metros. Su crecimiento es rápido y su madera se utiliza en carpintería, para embalajes y muebles de poca calidad, así como para la elaboración de pasta de papel.
Los frutos son unas cápsulas que encierran unas semillas algodonosas que se esparcen al aire a finales de la primavera, de modo que parece nieve que se lleva el viento.
Con el otoño se vuelven amarillos, ofreciendo un espectáculo inigualable.
Según mi observación, aparecen en las riveras de los ríos, creando buenos bosques de sombra. Así mismo se los puede encontrar de forma diseminada y solitaria en medio de cualquier campo.
Otra belleza más de la Naturaleza.
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